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Opinión

08/06/2020@13:15:54
Yony nos ha salido un poco viajero. Pero también es cierto que si quiere elaborar un buen informe sobre nuestra estructura psicológica ha de intentar conocernos al máximo, y, por supuesto, visitar y apreciar nuestras fiestas. Como le resulta muy fácil subirse a la nave y en pocos minutos recorrer España, en este caso decidió acudir al famoso festival de música celta de Ortigueira.

La idea global y única que quiero trasmitir con estos artículos, que pasarán seguramente a constituir un libro con este título, del Kaos al logos, es que el ser humano ha nacido, cual niño, empujado a la vida por unos poderosos muslos de mujer, la Madre Naturaleza, y en base a esos Genes, a los que llamamos, instintos, ha caminado hasta nuestros días.

En este periodo, por la ociosidad, ha habido un incremento del uso de internet y de las redes sociales con todo lo que ello conlleva.

La cuarta conclusión -según mi humilde opinión, la novedosa- es que ya no debemos seguir realizando nuestras conductas individuales y colectivas, y sobre todo el estudio, análisis y extracción de conocimientos técnicos, y por ello científicos, de los grupos sociales organizados (GSO) de la misma forma antigua, es decir Mítica e inconsciente.

Lo que sí parece tener claro, Yony, es que cuando comience a describir cómo pensamos los humanos y explicárselo con claridad a su mundo, comenzará por nuestra concepción del sexo y la reproducción, por lo significativo que es.

El gobierno ha declarado diez días de luto nacional que comienzan hoy miércoles 27 de Mayo.

Hoy no toca hablar del coronavirus, aunque sí un poco porque toca hacerlo sobre la situación política y social en tiempos de coronavirus.

Aunque hemos avanzado y saliendo de nuestro arresto domiciliario, todavía seguimos en el monotema y, pese a que se siga repitiendo que ya habrá ocasión de buscar responsabilidades, parece oportuno hacer algunas reflexiones.

Una de las pocas sensaciones que el COVID-19 ha traído al ser humano, junto a la recuperación del medio ambiente que ha dado un pequeño respiro al planeta, ha sido el silencio.

Una primavera de furia se ha apoderado de EE.UU. En más de 25 ciudades se estableció el toque de queda. Tras la muerte de George Floyd, imágenes como las de una iglesia histórica en llamas frente a la Casa Blanca o el Ejército patrullando las calles de Santa Mónica se hicieron virales.

Escribo estas líneas a los 76 días del inicio del confinamiento y tres meses del de la terrible pandemia que nos está asolando, por primera vez con una esperanzadora sensación de alivio y optimismo.

La tercera, y muy importante conclusión, quizá con mucho la más importante de todos estos cincuenta y tantos artículos, es que el Conocimiento ha sido ya en la historia, aunque en pequeñas proporciones en la vida de la Especie, el único valor absoluto que ha perdurado. Es objetivo para todas las culturas y civilizaciones, no ha sido falso nunca y, además, es el único que ha ido creciendo constantemente.

Se habla mucho de transparencia, de gestión del coronavirus y de que habrá su momento para hacer balance, pero ya es el momento para poner el foco en algunas cosas.

Es posible que los 45 grados a la sombra que gran parte del territorio de Israel por estos días soporta lleven a extraer conclusiones políticas más arriesgadas, no todo se lee igual, el ser humano es alterable por causas externas que muchas veces se infiltran sin darse cuenta, obviamente que esta simple explicación también es válida para Irán.

En febrero escribí que el pánico es el arma más letal y eficaz de los autoritarios, porque nubla la mente y provoca reacciones primarias como la violencia que, ya lo decía Aristóteles y la ciencia lo ha establecido de manera incontestable, solo puede destruir aun en los casos de defensa urgente.