Se trata, según sus palabras, del espacio más importante de cara al V Centenario del Nacimiento de la mística –que arrancará en octubre- y ahora se puede ver con “nueva luz” tras finalizar unas obras que han durado 10 meses.
El acto comenzó con las palabras del prior del convento, David Jiménez, quien aseguró que, con los trabajos de rehabilitación, “se ha recuperado la luminosidad y la vida de esta lugar”. Hay que recordar que la restauración ha sido financiada por la Fundación del Patrimonio de Castilla y León y la Comunidad de los Padres Carmelitas Descalzos de ‘La Santa’, con un importe total que superó ligeramente los 200.000 euros.
La actuación, realizada por la empresa In Situ, ha sido integral y ha afectado a la totalidad de la capilla, tanto a los revestimientos como a todos los bienes muebles.
En la reapertura oficial –los trabajos terminaron a principios de mayo-, fue el padre Daniel de Pablo Maroto el encargado de explicar la historia de la capilla.
El templo se construyó encima del solar de la casa de los padres de Santa Tersa y, debido a que se quiso dar protagonismo a la zona donde se ubicaba la antigua casa, “ésta es la única iglesia que no mira a oriente”.
La capilla se construyó en 1730 y se puede enmarcar en el Barroco tardío. Cuenta con una talla realizada por el escultor vallisoletano Gregorio Fernández y distintos cuadros que también han sido restaurados en los últimos meses, al igual que las vidrieras. De hecho, gracias a dicha actuación, se descubrió que el autor de estos últimos elementos fue Ricardo Escribano, un artista sevillano que trabajó para la fábrica de La Cartuja.
El acto incluyó un concierto de cantos teresianos interpretados por el Coro Gregoriano de ‘La Santa’ y la visita al Museo de Santa Teresa, así como la eucaristía que presidió el vicario general de la Orden de los Carmelitas Descalzos, Emilio José Martínez.
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