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Carlos González

29/05/2019@13:19:09
No descubro nada nuevo si alego rotundamente que, desde el mismo nacimiento de la conciencia humana, y quizá como el componente principal de esta, surgió la absoluta necesidad de comprender el entorno con el que se relacionaba constantemente. Más tarde también se necesitó estudiar qué era lo que le sucedía, no solo al individuo, sino al grupo humano actuando en conjunto.

Cuando despierta la consciencia de un ser humano, a lo que se encuentra delante y formará todo su entorno le denominamos, Naturaleza, o La Vida. Lo que no sabe ese ser pensante, hasta que sea formado en ello, es que él ya es esa Naturaleza y forma parte de esa, Vida. Esta ya le creó a él sin que tuviese la más mínima participación en ello. Su cuerpo, su mente y toda su existencia es una forma más de esa naturaleza, y creada exclusivamente por ella.

En el avance de la Consciencia Humana se produjo un importante salto cuando logró entenderse intelectualmente la constante pugna de fuerzas que representan las interminables dualidades: Frío-calor, noche-día, sístole-diástole, expansión-contracción.

Ya sabemos que es la fuerza de la Gravedad de cualquier planeta la que presiona a los planetas inferiores que alcanza en su órbita, y les obliga a girar a su alrededor y a no poder seguir desplazándose en el espacio. A esta Fuerza es a la que denominamos, “Presión”. Porque obliga, siempre contra la directa voluntad, a realizar lo que uno no quiere, y producto de esa presión ajena gira, física o psicológicamente, atrapado bajo la voluntad de otro.

Hay ciertas cosas que ya conocemos y quizá, si así lo pactamos, debemos partir de esos pequeños conocimientos para comenzar nuestra batería de preguntas. Uno de estos datos es que somos un animal grupal. Siempre nacemos, vivimos y morimos en un Grupo Social Organizado (en el futuro GSO), hoy le llamamos, Estado. Siendo cierto este planteamiento, debemos estudiar cómo se organiza ese GSO. Cuáles son sus características generales. Qué relación hay, y cómo se establece, entre unos estratos y los otros.

El primer gran criterio para el mejor funcionamiento de un Grupo Social Organizado (estado) es el de, Equilibrio.

Fue nuestro profeta, Aristóteles, el que comenzó a escribir sobre política. ¿Qué era para Él y sus contemporáneos la Política? Una ciencia que fuese acumulando conocimientos y después enseñase a los seres humanos a gobernar de forma técnica sus ciudades, (Polis = Ciudad), de ahí lo de Política y políticos.

En todas las ocasiones en que se suscita una tertulia informal acerca de nuestras creencias, me encuentro habitualmente con varios interlocutores que al decirles que ni eres Cristiano ni marxista, o ni Liberal, te preguntan con cierto asombro… ¿Entonces, tú en qué crees?

En decenas de artículos publicados, así como en diferentes libros, ambos acerca de los estudios sobre los grupos humanos y su funcionamiento, siempre hablo de Grupos Sociales organizados (GSO). Hoy, a esos grupos humanos se les denomina estados. De ahí el título de, el estado del estado. En este caso dicho estado es el Español. Aunque en diferentes ocasiones se le comparará con los de su entorno, o en otras a cualquier otro del planeta, por aquello de la contraposición de culturas.

Una vez estudiada la Presión, que es la fuerza externa sobre algo o alguien, ahora nos toca estudiar el efecto que provoca esa fuerza en el presionado. Esta siempre le genera una Tensión. Por ejemplo, la que ejerce el Sol sobre todo objeto o planeta que atrape en su órbita, este necesariamente sufrirá… Tensión. El planeta atrapado sufre, siente, experimenta esa fuerza sobre él, gira atrapado bajo la voluntad de otro. Toda su vida, mientras dure esa situación de fuerzas o fuerzas ajenas, vivirá en constante tensión.

Ya disponemos de un conocimiento general: todo lo existente no son más que equilibrios, y además con estas características: Relativos, Subjetivos y Circunstanciales.

El viejo logos que trataba de dar orden al mundo, y que triunfó hasta nuestro tiempo, fue el de líderes carismáticos que aportaron nuevas ideas o elaboraron libros que marcaron el paso a todos sus seguidores. Hablamos de La Biblia, El Corán, Los libros de los Vedas, Confucio, Buda, o más recientemente, Karl Marx y sus libros, El Capital, y El Manifiesto Comunista.

Si pretendemos hablar de una ciencia para gobernar hemos de comenzar por ser humildes y proclamar a los cuatro vientos: “No tenemos la más somera idea”.

Una vez que comienza la vida sedentaria, y el funcionamiento ordinario de las ciudades, una de las primeras necesidades que se le presenta a la humanidad, ante su deseo de poner orden en su entorno, es establecer unas medidas regulares para el comercio.

En ese afán por ordenar el mundo hostil que tenían enfrente, los mejores pensadores que alcanzaron las reflexiones más profundas y completas, idearon en base a los pequeños conocimientos de los que disponían de toda la naturaleza y de ellos mismos como componentes de la humanidad, un conjunto de teorías, reglas y ritos que según su mejor criterio serían los que mejor ordenarían la vida social tanto individual como colectiva. A eso le llamamos, las Grandes religiones.