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La concordia fue posible

La concordia fue posible

martes 16 de septiembre de 2014, 11:07h

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La lápida de la tumba en la que  reposan los restos mortales del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez junto a los de su esposa tiene inscritos los nombres de ambos y una frase alusiva al periodo de la historia de España que vivió al frente del Ejecutivo: "La concordia fue posible".

La concordia fue posible

La lápida ha sido colocada sobre su tumba en presencia de los familiares de Adolfo Suárez y de las autoridades que han accedido al claustro de la catedral de Ávila, en el que ha recibido sepultura, entre ellas el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, el expresidente José María Aznar y el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.

"Excmos. señores duques de Suárez", lleva inscrito la lápida, en la que, a continuación, pueden leerse los nombres de Adolfo Suárez y Amparo Illana con las fechas respectivas de su nacimiento y de su muerte. Tras ellas se ha inscrito la frase "La concordia fue posible".

Al lado de Sánchez-Albornoz

La tumba de Suárez y su mujer está a escasos 10 metros de la de Claudio Sánchez-Albornoz, quien fuera presidente de la República Española en el exilio, y también un luchador por la "conviencia", descansa a escasos diez metros de donde hoy ha sido enterrado el expresidente Adolfo Suárez.

Su hijo, Nicolás Sánchez-Albornoz sostiene que Adolfo Suárez y su padre, aunque en épocas históricas "muy diferentes", tuvieron en común el "pelear por la concordia y la libertad" de los españoles.

Ubi autem spiritus domini, ibi libertas o Donde está el espíritu del Señor, allí hay libertad es el epitafio bajo la que descansan los restos de quien fuera presidente de la República en el exilio. Nicolás Sánchez-Albornoz Aboín, hijo del historiador y político que nació en Madrid en 1893 y falleció en Ávila en 1984, recuerda que, el 8 de julio de este 2014, se cumplirán 30 años del fallecimiento de Claudio Sánchez-Albornoz.

Y es que "Ambos intentaron evitar las facciones que han manchado sangrientamente a los españoles en la historia del país", ha indicado, en declaraciones a Efe, el también historiador Nicolás Sánchez-Albornoz.

Aunque para él es una "coincidencia" la que unirá a ambos expresidentes en su descanso eterno, el profesor ha recordado que también fue, como en el caso de Suárez, una "petición expresa" la que llevó a su padre al claustro de la catedral abulense.

Una Despedida calurosa

Hemos dado el último adiós a Suárez con honores de Estado. El cortejo fúnebre arrancaba con la colocación del féretro, cubierto por la bandera de España, en un armón tirado por cuatro caballos y ha finalizado en Ávila bajo el clamor de los abulenses a la entrada en la Catedral.

Miembros de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil desfilan junto al féretro ante la mirada atenta de miles de ciudadanos que se han congregado en los alrededores del Congreso. El piquete, formado por diez soldados del Regimiento Inmemorial del Ejército de Tierra se ha parado en la escalinata del Congreso para escuchar el himno nacional.

Al acabar el himno, el respetuoso silencio se ha tornado en numerosos aplausos de la multitud congregada en la Carrera de San Jerónimo y se ha iniciado el desfile militar que rinde honores de Estado a Adolfo Suárez.

El piquete de honor ha colocado el ataúd con los restos mortales de Suárez, envuelto en la bandera española, en un armón de artillería tirado por cuatro caballos, que ha iniciado su recorrido solemne por la Carrera de San Jerónimo y en dirección a la Plaza de Cibeles, el último destino del expresidente antes de su partida a Ávila.

El Regimiento Inmemorial del Rey, del Ejército de Tierra, ha precedido al armón que porta los restos de Suárez y tras él camina una representación de los tres ejércitos y de la Guardia Civil.

Detrás, un soldado del ejército del Aire portaba el Toisón de Oro que concedió el Rey a Suárez y un marinero lleva el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, otorgada ayer por el Gobierno al expresidente a título póstumo.

Numerosos aplausos, vítores y "bravos" se han oido al paso del cortejo fúnebre, tras el que camina la familia de Adolfo Suárez seguida del jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy -quien ha asistido también al entierro del expresidente en Ávila- y los presidentes del Congreso, Jesús Posada, y del Senado, Pío García Escudero.

Tras ellos caminan el resto de las autoridades, entre las que se encuentran la mayor parte del Gobierno, numerosos presidentes autonómicos, diputados y representantes de las altas instituciones del Estado.

A su llegada, los ciudadanos de la capital abulense se han echado a la calle para despedir emocionados al expresidente, al que han dedicado aplausos y mensajes de agradecimiento, unas muestras de afecto que han sido recibidas por emoción por sus familiares que viajaban en coche tras el féretro.

Aplausos, vítores, mensajes de cariño y recuerdos a modo de fotografías han sido los protagonistas del recorrido del féretro por las calles de la capital, un cortejo que se ha prolongado durante más de 20 minutos, tiempo en que se ha recorrido en torno a los 2,5 kilómetros de las calles Juan Carlos I, Paseo Don Carmelo, Avenida de Portugal, Calle San Segundo, donde pasó por el Arco del Peso de la Harina, para concluir en la Plaza de la Catedral.

El féretro llegó a Ávila a las 13:30 horas y de allí se desplazó hasta la Catedral de Ávila en un coche fúnebre, cuyo cortejo estuvo abierto por la Policía Municipal, aunque estuvo escoltado por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Tras el féretro de Adolfo Suárez se desplazaron los coches en los que viajaban sus familiares, quienes respondieron con saludos a las muestras de cariño de los abulenses.

Ya en la puerta de la Catedral el féretro de Adolfo Suárez fue recibido por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto y demás miembros de la corporación municipal y de la Junta de Gobierno de la Diputación.

En la Catedral tal y como era su deseo

El expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, ha sido enterrado en el claustro de la Catedral de Ávila junto a su esposa, Amparo Illana, cuyos restos fueron exhumados ayer lunes y transladados al templo catedralicio. Los restos del expresidente y su esposa se sitúan cerca de la tumba del historiador y expresidente de la República en el exilio Claudio Sánchez-Albornoz.

El entierro en la Catedral fue solicitado por Suárez "hace tiempo" y concedido el "privilegio" por el obispo y el Cabildo Catedralicio, y a su mujer "como gracia en función de que era su esposa", según ha explicado el deán de la Catedral de Ávila, Fernando Gutiérrez. Al igual sucedió con el caso de Sánchez-Albornoz, que fue enterrado en 1984 "a tres metros" de donde reposará Suárez y su esposa.

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