“AI salir de la muralla nos sorprendió el zumbido trepidante de la fábrica de harinas”. La frase se puede leer en 'La sombra del ciprés es alargada', la primera novela que escribió Miguel Delibes ambientada en Ávila.
Y no es la única referencia que el escritor vallisoletano dedica en su ópera prima a un edificio del siglo XVIII que nació como una fábrica de algodón, en la cual llegaron a trabajar 800 personas en una ciudad de unos 6.000 habitantes.
El edificio, una joya del neoclasicismo, se levantaba junto al río Adaja, en el arrabal del Puente, cerca de Los 4 Postes. Este retazo de historia que se perdió definitivamente en 1996, cuando se derribó lo que quedaba del inmueble pero revivió en la capital abulense durante el pasado fin de semana con las Jornadas Culturales sobre la Real Fábrica de Algodón que organizaron El Colectivo y la Asociación Juvenil Claqueta y donde el cine Tomás Luis de Victoria acogió durante tres días una exposición con fotografías y grabados del edificio, además de una maqueta de grandes dimensiones (4,6 por 3,3 metros) que reflejaba cómo era todo el entorno hace más de 20 años, obra de Paco García. La idea es que esta muestra pueda ir recorriendo otros puntos para mantener vivo el recuerdo.
Las jornadas incluyeron la proyección del documental 'Poder contra verdad', una obra del periodista José Ramón Rebollada que se estrenase en la pasada edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). El audiovisual es el fruto de seis años de trabajo y de una profunda investigación para contar la creación y destrucción de la fábrica de harinas.
Incendio
En este último aspecto, en su desaparición, se centra el documental, ya que, casi dos décadas después, aún quedan muchos puntos por esclarecer. Uno de ellos es el incendio que se produjo en octubre de 1984, “el mismo día que la entonces incipiente Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, que no tenía ese nombre, aprobó proponer a la Consejería de Cultura que la fábrica de harinas fuera declarada monumento histórico artístico”, señala el autor.
Fue el segundo incendio que sufrió el edificio, ya que en 1924 las llamas acabaron con todo excepto con los muros. “Pero la decisión de los responsables del Ayuntamiento no fue tirarla, como pasó 60 años después, sino reconstruirla y añadirla un ala más”, añade Rebollada.
Su documental se centra en los diez años que pasaron entre el segundo foco y el primer derribo, en 1994, que afectó a las edificaciones anexas. El punto final tuvo lugar en 1996, cuando se acabó con el cuerpo principal.
La película, que el pasado fin de semana se proyectó en Ávila, recoge testimonios de muchas personas implicadas en lo ocurrido, entre otros, distintos técnicos que reconocen las presiones que sufrieron por parte del Ayuntamiento para decantarse por el derribo, así como declaraciones de los grupos de la oposición afirmando que no se les informó de la destrucción del edificio, que se llevó a cabo de madrugada, en ninguna comisión ni junta de gobierno.
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