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Populismos (VII): Ausencia de élites
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Populismos (VII): Ausencia de élites

Por Carlos González
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bergidahotmailes/7/7/15
sábado 10 de octubre de 2020, 13:17h

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No nos engañemos, “La clave fundamental que da pie a que triunfen los populismos mediocres es la ausencia de verdaderas y válidas, Élites”.

¿Qué por qué? Porque somos un animal de grupo, dirigido siempre por sus élites, de las que todos tomamos ejemplo. Han sido las élites las que han creado y mantenido cualquier cultura o civilización –analicemos cualquiera de las veintiuna civilizaciones igual que hizo Arnold J. Toimbee-. Aunque estos dirigentes deben estar siempre seguidos por el pueblo llano bien tratado, único modo de que creyera en ellos. Pero esas élites deben ser los más esforzados y sacrificados. Los que siempre van al frente. Ahora, ahora se han sentado a disfrutar de sus conquistas pasadas, son los en estos momentos claramente denominamos “Élites extractivas”. No saben hacer otra cosa que comer, cagar y …

¿Qué ha pasado? Pues que han creído que lo único que importa es el dinero, y que cuanto más acumulen mejor. Que no importa otra cosa que el vil metal. Y menos aún importa cómo se obtenga. Y si se puede ganar más con la debilidad de la gente, pues adelante. Por ejemplo, al no predicar el Ahorro y facilitando que todo el mundo viviese de las tarjetas de plástico, era bueno para ellos porque ganan con los intereses. Hacen creer que no debe ser rígido el profesor y que no obligue al estudio, porque así tendrán gente más dócil y débil y los manejarán mejor, y como lo que quiere oír cualquier administrado es “No hace falta, no te esfuerces, busca lo fácil”, pues terreno abonado para la futura manipulación.

Lo que han querido olvidar es que Roma la construyó un puñado de familias esforzadas y sacrificadas, que siempre iban los primeros al combate y se caracterizaban por dar ejemplo a sus legiones. Y que el imperio Español se formó con capitanes al frente de los tercios que lucharon por todo el orbe. Gente fuerte, esforzada y sacrificada. Desaparecidos estos, desaparecidos los imperios. Y lo que creó la burguesía europea y Americana fue un puñado de visionarios que guiados –eso sí por su ambición si se quiere ver así- pero también por sus grandes sacrificios de ahorro y trabajo, crearon las industrias que luego cambiaron el mundo por completo. Ahora esas élites se han acabado.

Nadie habla de esfuerzo, sacrificio, ahorro, estudio y trabajo duro, lo primero porque no está dispuesto a predicar con el ejemplo. Les resulta mejor esconderse de forma sibilina y acumular dinero. Pero solo dinero. Lo que parecen desconocer es que ese dinero solo es un medio de pago que tiene valor en tanto sea reconocido y defendido por la fuerza devenida de un sistema jurídico determinado. Destruida esa sociedad, el dinero no es más que…Una carcajada. Comprobemos cientos de culturas desaparecidas si no fue siempre así en su períodos de decadencia.

En estos momentos, como las élites no dirigen, exigen y aglutinan a los administrados, llegan estos listillos populistas y les dicen cuatro tonterías, y aquellos, que tampoco disponen de muchas luces, pues van y les siguen. ¿Qué hacen los que deberían de verdad ejercer ese liderazgo?… Pues esconderse. ¿De qué les sirvió a los nobles Rusos su dinero cuando los listillos manipularon a las bases por los desmanes de sus superiores? ¿Y a los nobles franceses? Pero, ¿Dónde terminó Robespierre, Dantón, y antes Cromwell, y luego Trotski? ¿Qué fue de todas sus manipulaciones momentáneas? ¿Trajeron algún orden y estabilidad?.

Mientras no surjan nuevas élites que digan y defiendan lo que creen. Y que demuestren que están dispuestos a luchar, y si es preciso perder la vida en el intento, por lograrlo, y siempre predicando con el ejemplo, pues triunfarán estos pequeños populismos. No nos engañemos, son mediocres hasta la médula.

Ya es hora que acabemos con esta farsa. Que nos dispongamos a crear un sistema planetario de convivencia, donde el derecho trate de regular leyes justas y equilibradas. Y donde cualquier persona sepa que con su esfuerzo y sacrificio, si entrena duro, como ahora se hace en cualquier deporte, se le permitirá acudir a los campeonatos de turno y ser reconocido como campeón. Donde la realidad refleje el resultado de los esforzados, de los trabajadores de verdad, de los ahorradores y creadores, y se compruebe que solo los que valen están al frente, y no cualquiera porque sea hijo de rico o de noble cuna.

Pero mientras permitamos que los mediocres, solo por ser más sibilinos y manipuladores, y ante todo grandes hipócritas, prediquen cuatro tonterías, y esto les lleve al poder, no podremos construir nada serio, porque ya se encargarán ellos de cortarle la cabeza a todo el que se le ocurra pensar en serio y oponerse a sus… Esclavitudes.

Sobre el autor

Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, y de reciente aparición El Sistema, de editorial Elisa.

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