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Del kaos al logos (XXVII): Leyes de los grupos sociales
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Del kaos al logos (XXVII): Leyes de los grupos sociales

Por Carlos González
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bergidahotmailes/7/7/15
lunes 17 de junio de 2019, 10:54h

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Lo que aún no se quiere aceptar hasta hoy día, es que, igual que existen unas leyes físicas que rigen la arquitectura o la medicina –ley de la Gravedad, estudio de volúmenes, anatomía y fisiología humana- también esas misma leyes físicas, y solo físicas -como además no podría ser de otra forma porque equivaldría a aceptar que estaríamos regidos por leyes mágicas, lo cual es un absurdo- son las que rigen todo nuestro actuar diario, nuestra toma de decisiones individual y colectiva y nos marcan, aunque para nosotros sean imperceptibles, el camino a seguir. Ese conjunto de reacciones es el que ha sido trazado por la naturaleza que nos ha creado.

El conjunto de esas leyes que estudiaremos pormenorizadamente es a lo que llamamos teoría general de los Conflictos (TGC). ¿Porqué ese nombre? Porque como la vida es un permanente conflicto, Vida y conflicto son la misma cosa. Resulta que apreciamos que algo: un planeta, una persona, o un grupo social, están vivos, porque observamos sus conflictos, aunque le llamemos de otra forma. Conflictos entre gases y líquidos. Entre la presión atmosférica y su suelo, en el calor de los gases y sus corrientes de viento. O, las luchas entre generaciones, clases sociales, poder y administrados, o padres e hijos. El latido de un corazón es el conflicto permanente de presiones que le lleva a la Sístole y a la Diástole. Cuando no hay ese conflicto… malo.

Por consiguiente, como lo que tenemos que estudiar es las leyes que rigen esos conflictos, cuando los entendamos, entenderemos la conducta humana, sus grupos sociales y la toma de decisiones que llevan a las conductas individuales y colectivas.

Las primeras leyes ya aceptadas han sido publicadas por varios autores, uno de los principales, Abraham Maslow hacia 1.940, el cual dejó claro que a los seres humanos solo nos rigen cinco motivaciones. Cinco y nada más: Nuestra seguridad, Obtener comida y bebida, Disponer de afectos, Relaciones sexuales y familia, y, Reconocimiento social. Muchas veces queremos darle vueltas a las cosas y teorizar hasta el absurdo, pero toda la política que se ofrece a los futuros electores, así como la que de forma técnica se lleva a cabo por los altos funcionarios del estado está encaminada a facilitar esas cinco motivaciones a los ciudadanos. De otra forma no la votarían. Y son esos ciudadanos si priman la seguridad o la alimentación los que inclinan la balanza para gastar en una o la otra.

Lo que ya vamos sabiendo poco a poco, aunque sea a cuentagotas, es que el diseño de nuestro organismo, nuestra Biología, ha sido creada a lo largo de varios millones de años de evolución desde un animal unicelular hasta esta complejísima organización de células especializadas. Y nuestra reacción ante el entorno ha sido formulado después de una evolución de reacciones de los organismos vivos frente al calor, la luz o, al final, ante los peligros o la elección de alimento; sin olvidar las leyes del sexo y la reproducción. Todo nos ha sido dado y reaccionamos en función a una compleja serie de leyes que debemos estudiar lo más pormenorizadamente que podamos. Cuando las entendamos nos entenderemos a nosotros mismos y nos resultará relativamente fácil predecir cómo se comportará un ser humano, y, más aún, un grupo humano, en función a las circunstancias a las que los sometamos a ambos.

Lo que si debemos aceptar de forma plena es que nuestras conductas- que de momento se nos presentan inconscientes a nosotros- sí están regidas por las leyes que nos han creado y nos han hecho un animal de grupo y territorial. Es algo técnico, que reacciona a reglas de la naturaleza. Cuando dominemos un grupo importante de esos conocimientos, los englobaremos en una disciplina a la que llamaremos TGC. Al manejarla diariamente ya nos irá demostrando el por qué reaccionamos de forma A o B y será comprensible para nosotros lo que hoy aún explicamos con criterios cercanos a la… Magia.

No nos engañemos, funcionamos por emociones. Emociones que experimentamos y nos motivan a hacer o no hacer algo. El deseo nos viene dado, y lo máximo que podemos hacer, en función a nuestra educación o formación, es reprimir o perseguir ese deseo, pero la iniciación del mismo nos viene dado. ¿Es aleatorio, mágico, o indefinido? No, es el resultado de nuestra reacción hormonal. La naturaleza ya nos ha creado para que nos estimulemos ante unas cosas y no ante las otras.

Englobemos esos conocimientos en una teoría general.

Sobre el autor

Carlos González es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, y de reciente aparición El Sistema, de editorial Elisa.

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