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Benjamín Netanyahu, yo… o el diluvio
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Benjamín Netanyahu, yo… o el diluvio

Por Israel Rabinowicz
martes 20 de noviembre de 2018, 12:10h

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Las televisiones del mundo mostraban un hecho inédito, un delegado del Gobierno de Qatar, con quien no se mantienen relaciones diplomáticas, aterrizaba en un avión privado en el aeropuerto Ben Gurión de Israel con maletas que contenían US$ 15 millones de dólares en efectivo, escoltado cruzó a Gaza.

Eran los aportes de Qatar para el pago de los salarios mensuales adeudados en la administración del Hamás y con ellos calmar, tranquilizar los ánimos ante las despreocupación, el abandono total y absoluto por parte de la Autoridad Palestina. Comentarios dicen que varios de esos millones tuvieron otros destinos.

Menos de 24 horas transcurrieron de ésa irregular transferencia de dinero a la vista del mundo entero y 460 fueron las raquetas que en menos de 48 horas aterrizaron desde Gaza en territorio israelí, parecía que el Hamas tenía todo milimétricamente calculado, estaban regulados para una distancia limitada que no produjeran respuestas sin retornos, incluso se dieron el lujo de hacer circular el video en el cual se muestra cómo, antes de destruirlo totalmente por medio de un cohete, permiten que de un ómnibus de transporte militar israelí desciendan los casi 40 soldados que en él iban y segundos después reventarlo por medio de un especial y preciso cohete, todo filmado por Hamás, para el gobierno de Israel una estocada en los lugares más sensibles.

Con ello enviaron diversos mensajes, el principal que no estaban interesados en ampliar la guerra y el segundo dejaron a la luz las grandes falencias entre los planes militares de los que está al frente de las Fuerzas de Defensa de Israel.

La respuesta israelí también fue de libreto, se respondió con 180 pomposos ataques aéreos en el que no se produjeron víctimas, son siempre los mismos objetivos que los reciben, terrenos libres, lugares descampados, edificios ya previamente destruidos, nada que tuviera valor estratégico, nada nuevo que no viniera repitiéndose desde años, un conocido juego.

Y como siempre, contra reloj a fin de evitar una escalada bélica, comienza a actuar la intermediación de Egipto para obtener un alto al fuego, en ésta oportunidad ampliada con el delegado de las Naciones Unidades, de Noruega.

En Israel los ánimos y la población presionaban por una dura respuesta que incluyera la liquidación física del gobierno del Hamás, por una escalada bélica masiva que intentara regresar por largo tiempo una perdida tranquilidad, no se aceptaba que Israel se convirtiera en rehén del Hamás, no hubo dirigente político que no reclamara por una dura respuesta, cada vez más, política electoral de por medio, se radicalizaban las declaraciones, en la derecha están los votos.

Y lo increíble sucedió. La decisión del Gabinete de Seguridad en aceptar el acuerdo de alto el fuego mediado de urgencia por Egipto es un experimento, según un descolocado Netanyahu una apuesta estratégica que nadie conoce, al día de hoy su mayor confidente es su propio espejo, habla consigo mismo. La aceptación israelí del alto al fuego en el momento en que Hamás lo ofreció está erosionando lo que queda del poder de disuasión israelí, su arma más poderosa, está abriendo las puertas a nuevas y más severos enfrentamientos militares en un futuro no muy lejano.

La decisión del Gabinete de Seguridad, políticamente, abrió una escalada no prevista por Netanyahu, la primera fue la presentación de la renuncia del Ministro de Defensa y su anuncio que abandonaba la coalición de gobierno, lo hacía con un discurso dirigido hacia la derecha y a la extrema derecha, mientras más extrema ésta fuere, mejor.

Y como en política nada es gratuito rápidamente se incorporaron muchas otras voces, incluso dentro del mismo gobierno, la radicalización será la carta fuerte dentro de los argumentos de captación política.

Y sorpresivamente un Netanyahu acostumbrado a controlar todos los resortes de poder, ser el hombre fuerte que todo lo puede quedó descolocado, por primera vez en su larga trayectoria política todas las encuestas lo colocan con un casi el 80% de disconformidad, para su ego algo demoledor, nadie le perdona la facilidad con que regaló al Hamás el control de la situación, tanto política y militar.

Impactado, con las defensas bajas, comienzan las explicaciones, directas y por voceros, Netanyahu no proporcionó ninguna explicación nueva para su deseo de mantener la moderación. Habló sobre la necesidad de enfrentar la amenaza iraní en el norte, la necesidad de evitar ofender a Egipto, con el cual compartimos muchos intereses, y agregó que el centro de defensa busca prevenir una catástrofe humanitaria en Gaza. Y mucha nebulosa sobre importantes hechos políticos a punto de producirse, una inconsistente defensa, nada que ver con un Netanyahu que todos conocen, de repente su futuro no está en sus manos.

Ahora todos presionan por adelantar las elecciones lo antes posible, Netanyahu es el único que pretende diferirlas bajo cualquier argumento o jugada política, su estrategia pasa por ganar tiempo en espera de una milagrosa carta ganadora.

¿La guerra puede ser una de ellas? Para temblar.

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