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Peces políticos amarillos
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Peces políticos amarillos

Por Jorge Molina Sanz
viernes 17 de mayo de 2019, 12:27h

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En su momento hablábamos de los políticos pez, esos con corta memoria y sus «diálogos de besugos». Hoy seguimos hablando de otra subespecie, los peces amarillos. Habrá que ironizar con tanta pesadez electoral.

Nuestro viejo marino esta mañana llegó guerrero con el tema catalán. Si ya el juicio a los golpistas en el Tribunal Supremo está poniendo de manifiesto que viven una realidad paralela; las decisiones de los tribunales por la que prófugos se pueden presentar a las próximas elecciones, se suman a su malestar.

—Parecería que la «asimetría» es moneda corriente en nuestro país. Es bueno tener un estado garantista, aunque éstas no solo deben ir en una dirección. Parecería que los derechos y garantías son solo para delincuentes. Vemos como los políticos independentistas se pasan por la entrepierna las leyes y las sentencias sin ningún rubor y con absoluto descaro. Mientras los ciudadanos de a pie tenemos la sensación de contar con un rasero diferente en el que incumplimiento de las leyes pueden traernos grandes consecuencias.

La joven profesora medió:

—¿Qué esperas de una casta desmemoriada y que vive en una realidad paralela? Una casta que no tiene empacho en reconocer que, a pesar de saber que están fuera de la ley, montan un referéndum o se niegan a retirar lo lazos amarillos. Es la personificación del cinismo y el sentido de la impunidad —se sonrió y preguntó— ¿Ya sabes que ahora Tractoria se ha convertido en Lazitania?

Estos desmemoriados independentistas se creen sus propias mentiras. La verdad ha dejado de ser un valor; vivimos en la mentira y han creado un mecanismo endiablado que pagamos entre todos, para encima tener que soportar su discurso indecente. La debilidad de los gobiernos, la falta de una visión de estado, el haber dejado que se hagan grandes los problemas, en lugar de haberlos acotado cuando eran pequeños, nos presentan un panorama delicado que se va a ir reproduciendo en otros territorios. Galicia es un ejemplo, los pasos son los mismos que en Cataluña, solo que el PP lo va administrando lentamente, algo similar a lo que ya está pasando en Baleares o la Comunidad Valenciana.

Después de la reflexión nuestra joven profesora, con sorna, preguntó:

—¿No crees que estos próceres e insignes catalanes son unos políticos peces amarillos, unos civilibus flavo piscis? Aunque estos peces son una subespecie con características diferentes. Son peces de acuario porque viven en su propio ecosistema.

Nos reímos, y ellos continuó:

—Hay una subespecie muy abundante en ese contexto son los pecilia reticulata, conocidos como los guppy, peces que se reproducen con facilidad. Aunque existen hasta veinticuatro subespecies, todas ellas con variados y bellos colores, en el acuario catalán se han ido apartando a los peces que no luzcan un resplandeciente color amarillo.

Risas.

—También en el acuario podemos ver al pez corneta amarillo, científicamente denominado como carassius auratus. Un pez muy resistente, que vive su propia realidad virtual que no tiene ningún empacho en soltar sus rufianadas con el mayor de los descaros. Como un pregonero, va con su corneta, lanzando un mensaje falaz del que se tendría que sentirse avergonzado.

Nuestro marino no podía permanecer ajeno:

—No olvidemos al pez payaso, —nuestra joven profesora añadió: el amphirion ocellaris—, esta es una especie con un bello color amarillo y naranja Este pez, aunque quiera parecer majestuoso, estadista y valiente, no deja de ser un tonto solemne y cobarde; lo define su propio nombre: pez payaso. Aunque vive territorialmente fuera del acuario, no deja de estar dentro.

Siguió la profesora:

—Merece una mención el pez amarillo eléctrico, su nombre científico es labidochromis caeruleus. Esta es una especie de peces tranquilos y dóciles si las condiciones son favorables, hasta el punto de conseguir engañar, con esa apariencia externa, al gobierno anterior. Entre predicador y demagogo, no se debe olvidar su origen africano, y los odios, aunque se manifiesten de forma santurrona, no dejan de estar presentes.

La fauna de peces de acuario es muy amplia, pero tienen algunas características comunes: Mientras que los peces marinos están sometidos a inclemencias y riesgos de ser presa de depredadores, estos peces independentistas viven en su estanque dorado, en un ecosistema propio, al margen de cualquier riesgo y esperan que alguien les limpie su hábitat, los mantengan a temperatura constante y los alimenten.

Aunque pidan la independencia, realmente son dependientes. Esperan que los demás sean que los mantengan y protejan sus privilegios. Además, si se les deja, van a convertir a este país en una federación, confederación o estado plurinacional de acuarios.

Irónicamente nuestra joven profesora añadió:

—La ONU cuenta con el IPBES (Intergovernamental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services) —todo esto nos lo dijo nuestra joven profesora al tirón y en un magnífico inglés—, un organismo dedicado a valorar el estado de los ecosistemas. Recientemente alertaba de que hay hasta un millón de especies que están al borde de la extinción. Según anuncian, este hecho supera varias veces la media de los últimos diez millones de años. La acción del hombre puede ser devastadora, por lo que han advertido a los gobiernos para que tomen medidas para preservar la biodiversidad. Parece que nosotros ya estamos en ello.

Nuestro viejo marino remató:

—Es cierto, ese problema no lo tenemos, nosotros estamos aumentando las especies y subespecies animales de una forma alarmante. Tenemos en la política una fauna completa que no nos merecemos.

Con un rictus, entre sonrisa y tristeza, nos levantamos y nos fuimos marchando, mientras contemplábamos la mañana tan luminosa junto al mar. En la aldea este es nuestro consuelo.

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