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Francisco y unas reflexiones navideñas
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Francisco y unas reflexiones navideñas

Por Alejandro A. Tagliavini
miércoles 02 de enero de 2019, 11:47h

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Durante la “Misa de Gallo”, el Papa afirmó que "una insaciable codicia atraviesa la historia… unos pocos celebran banquetes espléndidamente y muchos no tienen pan". Lo que trajo una discusión interesante entre mis amigos.

Como no quiero ser pastor, no discutiré el mensaje del Jorge Bergoglio, a quién conocí cuando era Arzobispo de Buenos Aires, pero sí reflexionar sobre algunas ideas.

Los conservadores se sintieron ofendidos por el desprecio del Papa hacia los “codiciosos”. Ahora, "codicia" según la Real Academia Española es el "afán excesivo de riquezas". No es el “afán de riquezas” que es lo que mueve a un mercado, sano, al servicio de todos los individuos. Al decir "excesivo" me gusta pensar en políticos voraces que coactivamente cobran impuestos, sin importarles que empobrecen a todos, para sus “banquetes”.

Por cierto, el egoísmo es un “exceso de amor a sí mismo”, es el odio a sí mismo. El amor propio es fundamental en la cultura occidental: "ama al prójimo como -primero- a ti mismo": Es el amor de quién trata de mejorar primero para luego volcarse a los demás. El egoísta es el que, por caso, consume drogas dañinas, y se destruye a sí mismo.

Otro amigo repreguntó ¿“cuánto es ‘excesivo’, es Bill Gates un ‘voraz’? Gates consiguió una fortuna -quizás exagerada- amparándose en las leyes estatales de copyright que no son sino un monopolio -las “patentes”- garantizado por los políticos. Los derechos de autor deben ser definidos dentro del mercado por acuerdo voluntario entre las partes.

Por caso, Thomas A. Edison era un astuto "patentador" con el fin de enriquecerse. La lámpara incandescente sólo fue perfeccionada por él y patentada en 1879. Sin embargo, muchos lo consideran un destacado "inventor" porque patentó más de mil "inventos", sospechosamente demasiados. El alemán Heinrich Goebel fabricó lámparas tres décadas antes, mientras que un británico, Joseph Swan, obtuvo la primera patente de una lamparita en Gran Bretaña, un año antes de la de Edison, plagiada de Swan que lo llevó a las cortes británicas que le dieron la razón.

Lo que nos llevó a otra reflexión. Estrictamente, los “genios” no existen de la manera idólatra en que suelen ser imaginados por parte de la opinión pública que, del mismo modo, imagina “líderes” mesiánicos. Quién inventó, por caso, el smartphone: miles de mentes creando en libertad durante años. Personas todas valiosas que, en tanto se les de la libertad suficiente, tienen una capacidad creativa infinita.

Santo Tomás, por otro caso, en la Summa Theológica copió párrafos textuales de Aristóteles y vaya a saber si el griego no repitió a otro. Un amigo cantor, en mi opinión, ha creado canciones más bonitas que muchas de las de Lennon. Sin embargo, solo lo conocen su familia y amigos. Y, como no tiene el poder suficiente para difundir su obra, desaparecerá con él.

Luego otro recordó la crítica permanente de Bergoglio al capitalismo. Ahora, todas las empresas están de suyo capitalizadas incluso las soviéticas por las que, al ser privatizadas, se pagó buen dinero. Así, podría decirse que la URSS era un sistema de un único capitalista, el Estado, en oposición a EE.UU. donde, gracias a la libertad de mercado, hay muchos capitalistas además del Estado. Lo importante es la existencia de un mercado natural, libre, con ausencia de coacción, de violencia, en tanto que “capitalismo” no define con exactitud ningún sistema.

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