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OPINIÓN

El estado del estado (XXV): ¿Qué está pasando en Cataluña?

Carlos González | Domingo 26 de julio de 2020
Dada la premura de los hechos, a Yony no le queda más remedio que observar lo que está sucediendo estos días en Cataluña. Para él y los que viven en su cultura es muy fácil analizarlo desde el punto de vista técnico y científico, sin embargo los habitantes del planeta Tierra, y aun peor para los ciudadanos españoles actuales, les resulta más difícil porque lo ven desde un punto de vista ideológico y bastante mítico.

No obstante es un tema muy conocido en la historia de España. Decían los Jesuitas, “Dadme al niño y os devolveré al hombre”. Símbolo inequívoco de que ya se dominaban, aunque de forma críptica y algo dogmática, sin comprender que son reglas científicas, las leyes de la ciencia de la psicología, y que ya se sabía en la práctica cómo sembrar e influir de forma constante en la mente de un niño y, tras ese proceso de adoctrinamiento, este terminaba siendo un fantástico creyente y un fiel seguidor de los sagrados dogmas sin que pudiese experimentar la más mínima duda.

Lo que está pasando en la Cataluña actual, para Yony, no es otra cosa que algo muy fácil de explicar y de comprender:

“Desde hace más de cien años -ya explotó este conflicto con la segunda república Española en 1.934- lo que han hecho una serie de ideólogos de la llamada cultura Catalana, que incluye, como en todas, un idioma –y menos mal que no hay una religión distinta- unas costumbres, una historia –como todas siempre inventada como una novela para que cuadre a los fines políticos- y una serie de ritos populares, aunque ya muy diluidos en el tiempo porque hoy no son diferentes de cualquiera otro Español o Europeo que no sea la Sardana o las torres humanas en las fiestas (Castellets), y con ese paquete lo que han hecho en todo el sistema educativo, desde la aprobación de la Constitución de 1.978, y precisamente ya en democracia y con una amplísima autonomía de la Generalitat, o precisamente por eso, y con amplias cantidades de dinero público no solo aportado por el resto de catalanes, sino que por el resto del estado español, es implantar un férreo adoctrinamiento en la mente de los niños, hoy adultos. Se les ha fomentado desde la niñez que su idioma y cultura, sino muy superior, si era bastante superior a cualquier otro idioma, no hay más que ver con que fuerza cualquier catalán y más aún, cualquier grupo de catalanes en cualquier parte del estado español tratan de hablar en catalán, a veces rayando las más mínimas normas de educación pública, porque desprecian a cualquiera que tengan a su lado y participe de la conversación –incluso entre familias- y defienden el mismo en todo el mundo con más importancia que si fuese el español, o más que el mismo Inglés.

Lo que se ha hecho es propagar una religión, llamémosle “El Catalanismo”, en la mente de los niños, y cosa curiosa, en cualquier persona de otra cultura que viva en Cataluña, que les hace creer como si fuesen seres de una raza o una cultura superior, capaces de defenderla y propagarla, igual que se hizo con el Nacismo o el Comunismo o el Fascismo en los años treinta. No hay más que ver cualquier imagen de televisión o leer cualquier periódico, para comprobar que la defienden hasta con su muerte –pensemos en el joven que –por desgracia y vaya aquí nuestro apoyo en su dolor- ha perdido un ojo hace unos días.

Lo que se han hecho es hacer creer con dogmas religiosos a muchos jóvenes –como si de jesuitas se tratase y luego ya no han sabido salir de ahí- que deben defender su cultura y su idioma como si de sus creencias religiosas se tratase. Sin duda alguna, sin la más mínima reflexión, y siempre, siempre, siempre, siguiendo las consignas de sus líderes políticos como si de dogmas religiosos se tratase”.

Cuando se analizaba hace meses este asunto por conocedores de los conflictos como son los mediadores profesionales, y estos decían que tras la reivindicación ilusionista, festiva y pacífica, como sucede técnicamente en todos los conflictos, vendría la violencia, se reían del analizador diciendo que exageraba, y mucho. Ahora ya la tenemos aquí. Pues va otra propuesta por Yony, que sabe mucho de conflictos, ahora viene la frustración.

¿Qué por qué? Se ha lanzado a los jóvenes adoctrinados desde hace cien años como a un tren en marcha, se le ha dado mucha fuerza hasta octubre del 17, con el fin de alcanzar el objetivo –los líderes políticos, bastante ingenuos se lo creían- y no se consiguió. Ahora tratarán de conseguirlo por la fuerza –como se ha hecho siempre- por eso vendrá la frustración. Sin la ayuda de un ejército extranjero –la independencia Griega la consiguió la armada británica, la independencia de los EEUU la consiguió la armada francesa y el dinero, uniformes y armas del Reino de España. Etc- es fácil adivinar que, si es necesario, el ejército Español aplastará cualquier iniciativa armada.

Yony solo lanza una pregunta: ¿Quién gestionará, a partir de ahora, la Frustración?

Sobre el autor

Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.

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