De ellos el 67% describe el dolor como estresante, el 36% como un aspecto insoportable de su enfermedad y el 32% como algo tan malo como para desear la muerte.
Se ha celebrado en Madrid el XII Curso de Cáncer y Dolor, hacia una oncología sin dolor, que ha reunido a más de 60 participantes con el fin de compartir el conocimiento de los profesionales en torno al manejo del dolor en los pacientes oncológicos. En el curso, que ha contado con el aval de Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la colaboración de Grünenthal, se han presentado además las últimas novedades a este respecto.
Hasta el 75% de los pacientes oncológicos sufren dolor a lo largo del proceso de su enfermedad y a menudo está provocado por el cáncer o por el tratamiento asociado al mismo. Estas cifras varían considerablemente dependiendo del tipo de tumor y del estadio de la enfermedad. En las fases terminales de la enfermedad, por ejemplo, el setenta y cinco por cien de los pacientes padece dolor. Además, se trata del síntoma que más temen los pacientes con cáncer. A este respecto, el Dr. Jaime Feliu, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, y director del curso, ha indicado que “según las estadísticas, el 67% de los pacientes describen el dolor como estresante, el 36% como un aspecto insoportable de su enfermedad y el 32% como algo tan malo como para desear la muerte”.
“A pesar de los avances existentes en el tratamiento del dolor y de las guías terapéuticas, más de la mitad de los pacientes reciben un tratamiento inadecuado para su dolor” asegura el Dr. Feliu. Además, aclara que “el enfoque del tratamiento del dolor en el paciente con cáncer debe considerarse conjuntamente con la patología oncológica que padece, así como con los demás síntomas y su repercusión en la calidad de vida y en la esfera psicológica, social y laboral. Es decir, hay que realizar un abordaje integral del paciente con cáncer”.
En este sentido, el especialista considera que “el tratamiento tiene que individualizarse en función de las características del paciente y del dolor, siendo necesaria una evaluación frecuente de su evolución para ir ajustando el tratamiento en función de la repuesta y los efectos secundarios. Según las circunstancias de cada persona, el tratamiento antiálgico puede ir desde la administración de anti-inflamatorios, opioides menores, mayores con o sin fármacos coadyuvantes, hasta la utilización de técnicas intervencionistas en los casos refractarios” añade.