);

OPINIÓN

El estado del estado (XXXXV): Verdadero fracaso del marxismo (5)

Carlos González | Miércoles 30 de septiembre de 2020
El problema fundamental para Yony, es que debe explicar los asuntos desde un punto de vista técnico y científico, de otra forma no sería entendido en su mundo, aunque pueda parecer en principio farragoso, aquí en el nuestro, para alguien que quiera ver e interpretar el mundo al hilo de cualquier Mito, Religión o Ideología.

En este caso concreto, desde el estudio y comprensión de la Biología y la Psicología humana, el verdadero fracaso del marxismo se produjo por lo siguiente:

Esa forma de pensar, con sus puntos fuertes y débiles, se siguió interpretando y aplicando con la vieja visión “Inconsciente” del mundo en el que sus seguidores habitaban. Explica Yony, se siguió planteando una utopía, como se había hecho siempre en cualquier otra religión o ideología, y todos debían luchar juntos por alcanzarla. Todo en un plano ideal, mítico, críptico y sin explicación racional alguna. Por eso en cuanto se implantó en la práctica, comenzó su fracaso.

Si ya se hubiese actuado desde una visión del mundo “Consciente”, ya se habrían usado conocimientos incontrastables de la Biología y la Psicología humana. Se habría actuado desde conocimientos técnicos, científicos, y ya se sabrían una serie de aspectos de cómo pensamos los humanos y porqué, y al tenerlos en cuenta se sabría que:

Primero.- Todo grupo social es un juego constante de fuerzas, en las que para que funcione han de estar estas en constante equilibrio, roto el mismo ese grupo social salta por los aires –analícese cualquier revolución-, en esta sucedió solo 60 años después. Las fuerzas fundamentales eran por un lado las élites, algo muy estudiado y aceptado por el mismo Marxismo, y por el otro, los gobernados. Al no haber contrapeso alguno, dichas élites solo buscaron su beneficio y los administrados solo debían obedecer y sufrir. Las primeras se dedicaron a vivir lo mejor que podían y a reprimir a los demás. La relación entre la jerarquía y los ciudadanos a los pocos años de implantación resultó del todo imposible. Las masas aguantaron hasta que rompieron el muro –y nunca mejor dicho- lo cual aconteció cincuenta años después.

Lo segundo.- Dentro de esa ausencia de conocimientos científicos, no se tuvo en cuenta el mínimo estudio de las motivaciones humanas, tal como ya nos ha enseñado Maslow, si no permites al ciudadano que intente luchar por el futuro de sus hijos y los eduque como crea conveniente –y solo el partido y el estado es dueño de ellos-, y privas a las futuras élites de su lucha por el reconocimiento social, eso explotará. Porque los que quieren ser élite de futuro querrán expresar sus opiniones y creatividades. Lo único que preveía el marxismo era la represión absoluta y no darle ningún cauce a las nuevas aspiraciones humanas, algo imparable desde el estudio de la Psicología.

Tercero.- Y quizá lo más fundamental. Si se aplicase el mínimo conocimiento de la psicología humana se sabría ya de antemano que es verdad que cualquier individuo, y por ello un grupo de individuos -un estado- aspira a tener seguridad, comida y sexo y reproducción. Y desea que de alguna forma eso se le garantice. Pero una vez alcanzado también querrá ser, en lo posible, dueño de su vida, y aspirar a la locura de futuro que crea conveniente. Y Yony quiere utilizar la palabra “locura”, aunque esta, en su mundo, sea ya resabida, pero para los humanos hemos de explicar que lo único que nos ha movido, nos mueve, y nos moverá siempre, serán nuestras locuras. Porque ya sabemos que la vida –toda- es prueba y error. Primero ideamos, seguimos nuestra idea por absurda que sea, y solo los que sobreviven salen con más aprendizaje. Hasta que perezcan en la próxima aspiración irracional.

La Psicología humana es aspiración, motivación, ilusión, búsqueda… Y fracaso. Pero hay que intentarlo de nuevo. De esa forma ha ido quedando el poso al que llamamos… Cultura. Esta no es mas que el conjunto de tonterías que alguien ideó, otros más locos le siguieron y todos con los dolores y desgracias aprendieron un montón. Luego a los próximos locos ya se les facilitó el mapa de, por lo menos, donde estaban los abismos más grandes.

El Marxismo fracasó porque no fue consciente de nada de esto, y, sin sueños, ilusiones, aspiraciones y esperanzas de satisfacción de nuevos deseos –que son la argamasa de nuestra vida- cualquier persona que aplique estos ladrillos sabe que ese edificio, al llegar a la altura del primer piso… No aguantará su propio peso.

El ser humano –por fortuna- siempre querrá imaginar y crear. Esto es del todo imparable. Lo único que debe llevar a cabo la autoridad… por fuerte que se crea… Es intentar “Administrar” esas Ilusiones.

Sobre el autor
Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son 'Luz de Vela', 'El club del conocimiento', 'La Guerra de los Dioses', 'El Sistema', y de reciente aparición 'Psicología de virtudes y pecados', de editorial, Letras de autor.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas