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OPINIÓN | |||
Yo fui torturado por 'Billy el niño' |
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Por José Luis Úriz Iglesias | |||
Yo fui torturado por José Antonio González Pacheco, alías Billy El Niño en 1970. Fue en mi época de lucha anti franquista, militando en el PCE en sus dos vertientes, la sindical a través de CC.OO. de Artes Gráficas, y estudiantil, en la Escuela de Telecomunicaciones de la Complutense. |
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Hoy nuevamente su negra sombra se abate sobre mí, mientras leo la noticia del voto en contra de PSOE y Podemos (de mi izquierda) en la junta de portavoces del Parlamento, a una propuesta para que se haga pública la hoja de servicios de mi torturador. Por eso si aún les queda un atisbo de vergüenza les animo a que lean estas líneas, que son mi testimonio en primera persona, escritas desde lo más profundo de mi ser, indignado, avergonzado, dolido. En 1970 se estaba discutiendo el Estatuto para la Politécnica, y la izquierda lideró esa lucha, yo era representante de Teleco, y después de una reunión clandestina en Caminos, al salir camino del autobús paró bruscamente un Seat 124 negro a mi lado, supe enseguida qué suponía aquello, bajaron dos policías de la Brigada Político Social, uno de ellos era “Billy el niño”. Creo que nunca se borrará de mi mente aquella cara. Ahora la he vuelto a ver de nuevo al saber este acto de traición, vuelven a mí los recuerdos de aquellos interminables días en la DGS, en la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol. Aquel tétrico edificio que aún me da escalofríos al pasar delante, por más que ahora sea la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Reconozco que no fue miedo lo que sentí, quizás porque mis convicciones ideológicas eran tan profundas que estaba preparado para ello, era una mezcla de rabia, impotencia, e incertidumbre. Luego recuerdo que ya en la tenebrosa celda mi única inquietud era que mi madre estaría preocupada porque no llegaba a casa, y así era porque en aquel tiempo cuando te detenían simplemente desaparecías. Menos mal que una persona muy próxima a mí, que también militaba en el PCE de Standar, imaginaba dónde podía estar y se lo advirtió ya de madrugada, por eso acabaron las dos en la DGS descubriendo que me encontraba allí después de recorrer todos los hospitales y Casas de Socorro de Madrid. Puede ser que en aquellos días, y en los que vinieron posteriormente en nuevas detenciones se forjó mi acero, me curtí definitivamente, quizás me prepararon para aguantar los envites de la vida. Por eso ahora al ver su cara, al recordar sus interrogatorios, sus “métodos”, la piscina, la bolsa, los siento aún en mis carnes, en mi memoria y me repugna aún más la tortura como método de interrogatorio. Desde aquí alzo mi voz contra ella, la manera más degradante que tiene de manifestarse el ser humano, más aún si se llega a practicar desde instituciones del estado. Hoy pienso en Enrique, en todos los Enriques que dejamos por el camino, como un homenaje a quienes lucharon codo con codo conmigo y se lo recuerdo a los representantes de PSOE y Podemos que hoy han votado en el Parlamento traicionando la memoria de esas víctimas. Hoy estamos en otro tiempo, pero esta tarde de invierno vienen a mi memoria aquellos duros momentos, aquellos días, aquellos interrogatorios crueles, aquellas gentes, con sensaciones profundas, muy profundas, y alguna lágrima asomando por mis ojos. Veo a quien fue mi abogada de entonces; Cristina Almeida, con la que luego me unió una gran amistad. Hago un llamamiento a la izquierda, al PSOE y Podemos, a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que tiene ahora la oportunidad de liderar que se haga justicia con gentes que ahora luchamos por la democracia sin fallarnos, dando la talla y no como hoy. Les emplazo a que no exista de nuevo un silencio cómplice, que rompan con ataduras del pasado y estén en el lugar que deben situarse como partidos de izquierdas. Se lo reclamo, se lo exijo, se lo exigimos todas y cada una de sus víctimas. Esta tarde nos han fallado y por eso me siento, nos sentimos decepcionados, pero tiene la posibilidad de enmendar su terrible error, no sólo pidiendo excusas sino desde la acción inmediata. Veremos… |
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